La arruga es bella... o no
Lo que para algunas personas es síntoma de "haber vivido", experiencia, edad y sabiduría, para otras, puede ser una pesadilla. Nos referimos a la aparición de arrugas en la piel.
Uno de los síntomas más evidentes del envejecimiento cutáneo son la flacidez de la piel y la aparición de arrugas. Cuando somos jóvenes, lo habitual es que la piel tenga una apariencia firme pero flexible al mismo tiempo. Con el paso de los años, las células que componen nuestra piel, y más concretamente, las fibras de colágeno, pierden la capacidad de retener agua, y en consecuencia, pierde rigidez, apareciendo surcos en la piel, a los que llamamos arrugas. También las proteínas llamadas elastinas se deterioran con el paso del tiempo, perdiendo así elasticidad nuestra piel, y facilitando el proceso de aparición de arrugas.
Para frenar la aparición de éstas, hay varias pautas que podemos seguir y de las que hemos hablado los últimos días. La mejor medida que tenemos para ello, es la hidratación. Y no sólo el uso de cremas hidratantes, que sí, son muy importantes. La hidratación desde dentro. A base de consumo de agua, infusiones, zumos y frutas y verduras.
También es imprescindible una higiene adecuada de nuestra piel. Es más recomendable utilizar jabones adecuados para cada persona, en nuestra farmacia nos podrán aconsejar sobre cuál escoger. También dependiendo del tipo de piel, es importante que la exfoliemos de vez en cuando. En el caso de pieles secas o sensibles, cada dos semanas es suficiente, pero en pieles normales o grasas, podemos hacerlo una vez a la semana. Podemos comprar exfoliantes en cualquier tienda especializada o hacer alguno más natural nosotros mismos.
Por último, pero no menos importante, debemos seguir unos hábitos de vida saludables, como son, una dieta variada y equilibrada, algo de ejercicio, no fumar, reducir el consumo de azúcar y sonreír. Fruncir el ceño genera arrugas a largo plazo, y el efecto terapéutico de la risa (risoterapia), está más que probado.
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