Dulces en la tercera edad

     Como ya dijimos en el post de ayer, para la buena conservación de la salud de los ancianos, una alimentación adecuada es uno de los factores más importantes.
     La disminución de la masa muscular y el aumento del contenido de grasa son procesos naturales en los ancianos, produciéndose también una reducción de la tasa de metabolismo basal, con lo que los requerimientos calóricos también son algo menores que en la edad adulta.
     Pero aunque la ingesta calórica deba ser algo menor, no cambian mucho los requerimientos de nutrientes, manteniendo así un consumo aproximado de:

• 50-60% de las calorías ingeridas deben ser carbohidratos
• 20-30% de las calorías deben ser grasas
• 12-15% de las calorías deben ser proteínas

     Muchas veces sin embargo, nos encontramos con ancianos desnutridos, sobre todo aquellos con movilidad reducida o los que están institucionalizados. Pero incluso en los ancianos sanos, hay muchos cambios (además de los cambios fisiológicos a los que hacíamos referencia ayer) en la dieta debido a variaciones en el gusto, a las preferencias, a la disponibilidad o a las dietas terapéuticas. 

Sin embargo, por diversos motivos (patologías bucodentales, diabetes...), las personas mayores deben reducir el consumo de azúcares, y sabemos que muchos de ellos abusan de éstos.

No podemos prohibir ningún tipo de alimento, pero sí dar algunos consejos a nuestros mayores sobre qué tipo de dulces son más recomendables. He aquí unas ideas:

• Hacer galletas con harinas integrales, no usar harinas procesadas, evitando el estreñimiento
• Consumir chocolate con alto porcentaje de cacao (70%), protege el sistema cardiovascular
• Utilizar edulcorantes naturales como son las frutas, muy recomendables la frambuesa y las moras ya que son potentes antioxidantes

     Los dulces en los ancianos no están prohibidos, sólo se recomienda un consumo moderado, así que manteniendo una dieta sana y equilibrada, un capricho de vez en cuando será bienvenido.